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El proyecto de impuesto a la riqueza grava la inversión en bienes productivos.

19 NOV 2020

El proyecto de impuesto a la riqueza grava la inversión en bienes productivos y haría peligrar miles de empleos en el sector más afectado por la pandemia, el turismo.

La industria turística registró una pérdida cercana al 20% de su masa salarial entre los meses de marzo y julio (18%): 83.000 puestos de trabajo menos. Desaparecieron el 15% de las empresas registradas, entre establecimientos hoteleros, gastronómicos y actividades vinculadas: 4.300 son las empresas que dejaron de operar.

La contracara de esta situación es un tributo que podría significar, en algunos casos, un monto que duplica el aporte que los establecimientos reciben del Estado en concepto de ATPs.

¨El Aporte Solidario y Extraordinario es, más que un tributo a la riqueza, un impuesto a la producción y al empleo. Pretende gravar la inversión realizada en bienes productivos, y dinamita la inversión, la creación de empleo y la generación de divisas¨, destaca Roberto Amengual, Presidente de AHT (Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina).

El Aporte Solidario y Extraordinario impacta, en este caso, sobre el sector de la economía más afectado por los efectos de la pandemia, el cierre de fronteras y la cuarentena: la industria turística ya ha sufrido el cierre de más de 4300 establecimientos, no tiene facturación desde el mes de marzo, y lleva perdidos más de 83.000 puestos de trabajo entre marzo y julio de 2020. Cuarto generador de empleos a nivel nacional, el turismo está en jaque por la cuarentena.

Un relevamiento realizado en el mes de agosto por Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina (AHT) a través del aporte técnico del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), pone de manifiesto que cerca del 50% de los establecimientos hoteleros está en una situación terminal: considera ¨probable¨, de mantenerse esta coyuntura, el cierre definitivo o quiebra. En este contexto, resulta inviable incrementar los gravámenes que tiene que afrontar el sector.

El Informe Técnico elaborado por el Ministerio de Desarrollo Productivo y que reglamenta el ATP para octubre, reconoce que ¨la rama de alojamiento ha sido una de las más afectadas por el COVID-19. Allí, aún en agosto el 64,9% de las empresas no tuvo facturación. Si bien este guarismo implica una mejora respecto al pico de 74,2% tocado en abril, no deja de ser una situación profundamente crítica (sobre todo, teniendo en cuenta que en febrero solo el 2% de las firmas del sector no tenía facturación). En gastronomía se observa una situación similar: en agosto, el 32,8% de las empresas del sector no tuvo facturación (tras haber tenido un pico de 61,8% en abril). En febrero, esa cifra rondaba el 2%¨.

Por otro lado, el turismo es un importante generador de divisas. En condiciones de actividad previas a la cuarentena, generaba el 7,2% de las divisas (US$ 5200 millones, en cuarto lugar después de los sectores oleaginoso, cerealero y automotriz).

¨Muchos de los hoteles se han visto obligados a acudir al financiamiento bancario para hacer frente a sus gastos corrientes, en un contexto de nula facturación. Este impuesto, claramente grava la inversión productiva, ya que se aplica sobre las participaciones societarias de las personas humanas. Implica pagar el impuesto sobre el valor total, ajustado por inflación, de las inversiones realizadas en actividades productivas en el país¨, explica Amengual.

Justamente, la hotelería requiere de una fuerte inversión inmobiliaria y en equipamiento (habitaciones, áreas de servicios específicos a huéspedes -gastronómicos, esparcimiento, spa, etc.-) y de mantenimiento de las mismas. A esto se suma la inversión que los empresarios hoteleros deben realizar a fin de implementar los protocolos necesarios para la re-apertura. La misma no baja de $500.000.

¨El sector se encuentra sin actividad desde mediados de marzo de 2020. ¿Cómo se supone que se financiará el pago del impuesto?¨, reflexiona el Presidente de la entidad que agrupa a los establecimientos de 4 y 5 estrellas que operan en el país.

Las reservas financieras de los hoteles, que hace 8 meses no generan ingresos, están siendo utilizadas para sostener las empresas. En el contexto de este nuevo impuesto, deberán ser asignadas, en parte, a este pago al Estado. ¿El resultado? Se ponen en riesgo más puestos de trabajo y se impide la generación de inversión.